Justin Trudeau enfrenta una profunda crisis política en Canadá. Desde ser uno de los líderes más admirados del mundo, ha caído en desagrado, sumergido en polémicas y presionado por la oposición que exige un adelanto electoral. La situación se complica tras la reciente renuncia de Chrystia Freeland, exministra de Finanzas y figura clave de su gabinete, lo cual podría debilitar aún más su imagen ante los ciudadanos.
La gestión de Trudeau ha sido criticada principalmente por la migración y la economía, sectores donde sus políticas han demostrado ser controvertidas. En los tres últimos años, el país ha recibido aproximadamente tres millones de migrantes, generando desafíos en la atención a la salud y los servicios públicos. Al mismo tiempo, la inflación ha alcanzado cifras alarmantes, un 8%, lo que ha impactado negativamente el costo de vida, especialmente en el mercado de la vivienda.
Ante la inestabilidad de su gobierno, el líder del Nuevo Partido Democrático (NDP), Jagmeet Singh, ha manifestado que esta administración ha llegado a su fin y está listo para presentar una moción de confianza en el Parlamento. Con elecciones programadas para octubre de 2025, Trudeau se enfrenta al dilema de reorganizar su gabinete y, posiblemente, replantear su candidatura si quiere evitar el colapso de su partido en los próximos comicios.