Un terremoto devastador en el Tíbet ha dejado al menos 95 personas muertas y ha causado daños significativos en la región. El sismo, con una magnitud de 6.8 según el Centro de Redes Sísmicas de China y de 7.1 según los servicios geológicos de EE. UU., ocurrió en el condado de Dingri, cerca de la frontera con Nepal. Las consecuencias han sido terribles, con numerosos edificios colapsados y comunidades enteras afectadas.
Imágenes transmitidas por la televisión estatal china muestran la devastación: casas con sus paredes derrumbadas y escombros cubriendo las calles. Equipos de rescate han sido desplegados para atender a los heridos, mientras que muchos ciudadanos, visiblemente perturbados, han recibido mantas y asistencia básica en medio del caos. El presidente Xi Jinping ha instado a la movilización de esfuerzos de rescate a gran escala.
Los efectos del temblor se sintieron más allá de las fronteras chinas, alcanzando zonas de Nepal, Bután y partes de la India, aunque hasta el momento no se han reportado víctimas en esos países. El Dalai Lama, figura central del budismo tibetano, ha expresado su tristeza ante la tragedia, ofreciendo sus oraciones a las víctimas y sus familias. Este terremoto se considera el más grave en la región en los últimos cinco años, poniendo de relieve la vulnerabilidad habitual de estas áreas ante fenómenos sísmicos.
