La producción de maíz en el Valle del Fuerte enfrenta una situación crítica, con una caída histórica en la superficie sembrada. En lo que normalmente abarcaría alrededor de 90 mil hectáreas, este año apenas se han registrado 8,474 hectáreas, lo que representa solo el 10% de lo habitual. Francisco Javier Orduño Cota, gerente técnico de la Junta Local de Sanidad Vegetal, atribuye esta drástica reducción a la escasez de agua en las presas y la falta de humedad en el suelo.
Los agricultores, enfrentados a una crisis hídrica, han decidido optar por cultivos menos exigentes en cuanto a riego, como frijol y garbanzo, en lugar del tradicional maíz, que demanda una mayor cantidad de agua. «Cuando hay agua, normalmente logramos cultivar hasta 90 mil hectáreas de maíz. Ahora, estamos muy por debajo de esa cifra», explicó Orduño.
A pesar de que se están otorgando permisos de siembra para maíz y algunas hortalizas, la incertidumbre ha llevado a los productores a abstenerse de arriesgarse con este grano. La situación plantea un desafío significativo para la seguridad alimentaria de la región y resalta la necesidad urgente de estrategias que aborden la crisis del agua en la agricultura.
