Belén enfrenta una Navidad marcada por la tristeza y la ausencia de celebraciones debido a la guerra en Gaza. Este año, las autoridades locales han decidido nuevamente cancelar las festividades habituales, reflejando el contexto de incertidumbre y duelo que vive la comunidad. La icónica Plaza del Pesebre, que tradicionalmente se adorna con un gran árbol de Navidad, se encuentra desprovista de decoraciones, aumentando la sensación de desolación entre los habitantes.
Cientos de fieles se han congregado en la iglesia de la Natividad, en un ambiente de profunda reflexión en lugar de celebraciones bulliciosas. La guerra entre Israel y Hamas ha dejado huellas profundas no solo en la infraestructura, sino también en el espíritu de la población. Mientras tanto, en la plaza se aprecian a algunos comerciantes, esperando en vano a que lleguen los turistas que solían inundar la localidad en esta época del año.
Paralelamente, el papa Francisco se prepara para inaugurar el Año Santo 2025 en el Vaticano, donde se espera la presencia de millones de peregrinos. Durante su misa de Nochebuena, se prevé que el pontífice aborde la situación de conflictos globales y la necesidad de paz, destacando la difícil realidad que enfrentan muchos en diferentes partes del mundo, incluida Belén. A medida que la noche avanza, el contraste entre las celebraciones en Roma y el silencio en Belén resuena como un eco de esperanza y desesperación.
