Más de 500 niños afganos han sido víctimas de explosiones de munición
La crisis humanitaria en Afganistán se agrava con el alarmante incremento de víctimas infantiles debido a explosiones de munición no detonada. En 2024, el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) reportó que más de 500 niños han perdido la vida o han sufrido graves heridas como resultado de restos explosivos de guerra, un problema persistente en el país. Este escenario describe un infierno cotidiano para los más vulnerables en una nación que ha sufrido décadas de conflicto.
Unicef y la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU han subrayado que los niños constituyen aproximadamente el 89% de las víctimas de explosiones en el país, lo que resalta la urgencia de abordar esta tragedia. Según las estimaciones, en promedio, más de 110 personas son afectadas mensualmente por estos explosivos, muchos de los cuales suelen dejarse abandonados en áreas residenciales.
Desde 1989, el número de víctimas por minas terrestres y otros explosivos en Afganistán supera las 45,000, lo que establece al país como uno de los más contaminados por estos artefactos. A pesar de las iniciativas de desminado, la escasez de recursos ha obstaculizado los esfuerzos para minimizar el riesgo para la población civil. Estas circunstancias, que han puesto en peligro la vida de 3.4 millones de personas, requieren atención internacional urgente para proteger a los niños afganos de este flagelo.